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lunes, 28 de abril de 2014

II ELACT - LA GENERACIÓN DEL METEORITO

HIJOS DE LA RADIOESCRIBIDAD

            Nos visitaron en la clausura del I ELACT, así que en esta ocasión era de justicia que tuvieran su propia mesa redonda, máxime tratándose de un magnífico grupo de escritores que ha hecho de Molina de Segura uno de los centros neurálgicos de la literatura regional, y va camino de convertirse en punto de encuentro de las letras nacionales. Coordinados por Consuelo Mengual, se desplazaron a Cartagena varios miembros de la Generación del Meteorito, nada menos que Paco López Mengual, Elías Meana, Manuel Moyano, Marta Zafrilla y Pablo de Aguilar, sin olvidar a Rubén Castillo, que se quedó entre bambalinas cuidando del nuevo vástago que Marta y él acaban de traer al mundo (quién sabe si el pequeño Jorge no estará destinado a glosar en un futuro a esta generación)

            Marta Zafrilla explicó a los asistentes la génesis de tal generación, puesto que fue ella quien la bautizó con el nombre que ostenta, y que se debe nada menos que al asteroide que, en la Nochebuena de 1858, cayó sobre Molina de Segura. Ciento cincuenta años después, la ciudad empezó a mostrar una ferviente actividad literaria, autores autóctonos o desplazados a vivir allí cosechaban triunfos literarios por media España, y de repente publicaban en las grandes editoriales de nuestro país. Así quedó demostrado que las secuelas de la “radioescribidad” eran ciertas, por ejemplo en los casos innegables de Paco López Mengual y Pablo de  Aguilar, uno de ellos no había escrito una línea hasta los cuarenta años, y el otro empezó a escribir a raíz de trasladarse a vivir a Molina.

            Hasta tal punto ha cuajado esta herencia estelar, que el ayuntamiento molinense colocó una placa para cada autor en un paseo de la localidad, a la manera más hollywoodiense posible, e incluso organizó un viaje a Madrid, al Mueso de Ciencias Naturales, para homenajear “in situ” al asteroide, que reposa muy cerca de la que fuera Residencia de Estudiantes, acto que dejó como resultado la publicación de un volumen colectivo consistente en diez relatos.


            Amén de los rasgos meteóricos, cada autor, como es lógico, está cortado por un paño diferente, y todos ellos hablaron de su concepción de la literatura, el plano fantástico de Manuel Moyano, alternando con el sociológico, o de los géneros que cultivan, como esa narrativa náutica de Elías Meana, de sus coincidencias como lectores, y de cómo el hecho de ser escritores ha modificado su actitud lectora, e incluso de sus planes de futuro, en los que hay alguna nueva sorpresa de dimensiones nacionales. Eso sí, ninguno de ellos obvia el vínculo principal que les une, que no es otro que la amistad, y el humor del que hacen gala siempre, dos razones que están muy por encima de cualesquiera otras coincidencias generacionales.


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