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lunes, 29 de abril de 2013

ELACT - NARRATIVA Y CLAUSURA

COLOFÓN


  A las cinco de la tarde, como si el espíritu lorquiano hubiera decidido acompañar a este I Encuentro Literario de Autores de Cartagena, se inició la última de las mesas redondas, coordinada por Antonio Parra, y que acogió a un buen ramillete de nombres de la narrativa cartagenera, además de contar con la visita del autor murciano Pedro Pujante, quien desde que comenzaran los preparativos del encuentro se mostró muy interesado en participar en el mismo.

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  Desde el inicio ya se demostró la variedad de tendencias que se respira entre los novelistas de la ciudad, mientras que Ignacio Borgoñós, Ana Ballabriga, David Zaplana o Carlos Lluch referían las obras en las que habían elegido Cartagena como escenario, Miguel Ángel Casaú o Manuel Francisco Mota se habían alejado un tanto de nuestra geografía, aunque sin dejar de incorporar pequeños detalles de la misma. Aunque todos estuvieron de acuerdo con Ana Ballabriga, cuando señaló que Cartagena es una ciudad tremendamente rica, por sus características, como escenario novelesco.

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Pedro Pujante, Ignacio Borgoñós y Carlos J. Lluch
 Poco después la conversación fue derivando hacia cuestiones más peculiares de la creación literaria, tales como la génesis de una buena idea motora de una novela, la forma en que cada uno elegía al personaje digno de convertirse en protagonista, y la conveniencia o no de mantener los arquetipos o hacer que dichos personajes evolucionaran. Hubo también un pequeño hueco para los autores de relatos, como Pedro Pujante e Ignacio Borgoñós, que ilustraron a los asistentes acerca de los pequeños trazos humanos con los que perfilar a un personaje cuando se trata de la narración breve.

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Manuel Fco. Mota, Miguel Ángel Casaú, David Zaplana y Ana Ballabriga

  Antes de que el público tomase la palabra, todos los narradores hablaron de los mejores y los peores momentos que habían vivido a la hora de escribir, algunos, como Manuel Fco. Mota, David Zaplana o Ana Ballabriga, se declaraban felices mientras creaban, otros reconocían las dos caras del proceso creativo, como Casaú, o directamente recordaron momentos de verdadero sufrimiento, como le provocó a Carlos Lluch alguna de las escenas de su novela.

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Ana Ballabriga, Antonio Parra y Pedro Pujante
   Y luego ya fue el público quien se adueñó de la tarde, porque ésta fue la mesa redonda que contó con mayor número de intervenciones desde el patio de butacas, con cuestiones tales como la forma de gestionar el final de una novela, qué siente el autor cuando tiene que eliminar alguna escena, cómo se escribe a cuatro manos (curiosidad para Ana Ballabriga y David Zaplana), si hay vacío tras terminar una novela, si en ella mandan los personajes o el narrador, o incluso cuáles son las manías más notorias que tienen los autores a la hora de escribir.

     Pero la tarde no podía finalizar sin que se clausurase de forma brillante esta primera edición de ELACT, y así se produjo a la lectura del fallo del I Concurso de Microrrelatos, galardón que recayó en el autor catalán Héctor Daniel Olivera, quien envió un vídeo agradeciendo el premio y deseando mucha suerte a este encuentro. Igualmente, se entregaron también dos menciones: Beatriz Plaza fue distinguida como participante fiel, por su asistencia a todas las mesas redondas, y Manuel Acosta recibió el homenaje de toda la sala, señalado entrañablemente como Patrón del I ELACT, por su inestimable, desinteresada e incansable colaboración.

   Francisco Marín, impulsor y alma de este encuentro, cerró el acto emplazando a todo el público para que asista al II ELACT, y al mismo tiempo citándolos a todos para participar en la mesa redonda en la que se analizará esta primera edición, que se celebrará el próximo 7 de mayo con el fin de corregir errores y mejorar el próximo año. Posteriormente, y como hermanamiento con el grupo de escritores y amigos que acudieron desde Molina de Segura, Paco López Mengual, Julia Robles, Juande Saéz o Pedro Brotini entre otros, tuvo lugar la cena de despedida del encuentro, celebrada en la Vieja Taberna, casa del también novelista Obdulio López.

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José Luis Domínguez y Francisco Marín
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Beatriz Plaza y Francisco Marín
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Antonio Parra, Manuel Acosta y Francisco Marín

ELACT - INFANTIL Y JUVENIL

HACIENDO CANTERA



En la mañana de un sábado primaveral, como si de un estreno matinal se tratara, Eugenia Pérez coordinó la mesa redonda dedicada a la literatura infantil y juvenil, en la que se defendían ambas modalidades como cantera para crear futuros lectores, y que además de la presencia de Ángela de la Llana, José Espinosa y Mª Jesús Juan, contó con la llegada desde Madrid de Sonia Saavedra y la visita de Rosa Huertas, inmersa ya en la promoción de su última novela, Los héroes son mentira.



  Todos ellos coincidían en la importancia de desarrollar la literatura para edades tempranas como un medio que garantice la pervivencia de la lectura, y poco a poco fueron desvelando las motivaciones que les llevaron a dedicarse a los más pequeños, en el caso de Mª Jesús Juan o Rosa Huertas, la vocación y la cercanía con los jóvenes, puesto que además ambas se dedican a la enseñanza, al igual que Eugenia Pérez; mientras que Sonia Saavedra o José Espinosa se declaraban escritores tardíos, ella alentada por su hijo, cuyas anécdotas le sirvieron de motor argumental, y él fascinado por la repercusión que sus historias provocaban en los pequeños lectores, y que le estimulan para seguir escribiendo.



José Espinosa y Sonia Saavedra
 Por su parte, Ángela de la Llana señalaba la gran importancia que deben tener las familias a la hora de estimular la lectura en los jóvenes, algo que no debería quedar sólo en manos de los docentes, como parecía defender Mª Jesús Juan, sino que más bien debería ser (y de nuevo todos volvieron a coincidir), una labor conjunta de ambos círculos, pues no en vano son los dos referentes más importantes que se tienen hasta la llegada a la adolescencia.



 Eugenia Pérez apuntaba también la necesidad de hablarles a los jóvenes de los clásicos literarios, buscando el equilibro lector entre ellos y las novedades actuales, y Francisco Marín inauguró las intervenciones del público, incidiendo de nuevo en el papel de las familias aunque dando a los jóvenes cierta libertad para que también vayan eligiendo lecturas. Ante otra de las preguntas, Rosa Huertas no estaba de acuerdo con que la lectura fuera una actividad minoritaria, como se señaló, sino que más bien es algo que depende de la franja de edad, puesto que los niños leen mucho mientras que los adolescentes se abren a otras formas de diversión.

Sonia Saavedra, Eugenia Pérez y Rosa Huertas
 Aun así, la autora madrileña, con fuertes raíces familiares en Cartagena, señalaba apasionada que lo importante es que ningún joven se sienta excluido de la lectura, y asumía la responsabilidad que tiene todo autor de literatura infantil o juvenil, la de cuidar a sus lectores actuales, porque serán los lectores de mañana. Y para demostrar la certeza de dicha afirmación, la mesa redonda tuvo un invitado especial, el joven Gonzalo, gran lector que además es autor de una novela de fantasía épica, a cuya creación se entregó porque quería que sus amigos leyeran, por lo que les convirtió en personajes. Pocas muestras habrá más contundentes de lo que la literatura puede provocar en los jóvenes.

Ángela de la Llana y Mª Jesús Juan


Rosa Huertas y Mª Jesús Juan


Mª Jesús Juan, Sonia Saavedra, Antonio Parra, Rosa Huertas, José Espinosa, Ángela de la Llana y Eugenia Pérez

LA RIDÍCULA IDEA DE NO VOLVER A VERTE - ROSA MONTERO


 La esencia de la vida


            Aborda Rosa Montero en esta nueva obra una materia argumental compleja: el dolor, precisamente porque su complejidad no es sólo literaria, sino vital, ya que forma parte, de manera inexorable, de nuestras existencias. Tampoco puede decirse que sea la primera vez que la autora madrileña profundiza en dicho tema, pero quizá sí sea un estreno el que lo considere como eje central de una obra que trasciende los límites genéricos, porque no es una novela, ni un ensayo, ni una biografía, ni un libro de memorias, sino todos ellos al mismo tiempo.

            El destino colocó a Marie Curie en el camino de Rosa Montero, y la lectura del diario que la científica polaca escribió tras la muerte de su marido le demostró que ambas tenían unos cuantos rasgos en común: habían luchado en mundos masculinos muy cerrados, la ciencia y el periodismo, habían tenido que superar mil y un obstáculos en sus carreras, habían sido muy tenaces a la hora de alcanzar sus sueños, y habían tenido que aprender a vivir de nuevo tras enviudar.

            Ese mismo destino hizo el resto, y la sombra de los Curie rescató a Rosa Montero de un purgatorio creativo mientras le ayudó a hablar de su propio dolor, algo que no es nada fácil porque previamente hay que aprender a gestionarlo para que no acabe destruyéndonos. Pero nadie debe llamarse a engaño, éste no es un libro triste, ni amargo, estas páginas están llenas de vida, y la presencia en ellas de dos hombres como Pierre Curie y Pablo Lizcano son el mejor ejemplo de ello, porque ninguna de las dos mujeres podría nunca abstraerse de su influencia y de su recuerdo, todo lo contrario, cada una ha sido lo que ha sido en parte también gracias al camino que recorrieron junto a ellos.

            Y no le falta tampoco actualidad a la obra, porque Rosa Montero ha incorporado, a manera de hashtags, aquellos temas que más le llamaron la atención al conocer la vida de Marie Curie, tales como la obediencia al padre, el lugar de las mujeres, hacer lo correcto, la igualdad, la felicidad, la debilidad de los hombres, etc. Un siglo no es gran cosa cuando se habla de los sueños, alegrías y fracasos del ser humano, de ahí que la lectura de este libro sea tan edificante, porque se centra en uno de esos momentos en los que, al igual que cuando nace alguien cercano, estamos más cerca de tocar con los dedos la verdadera esencia de la vida.


La ridícula idea de no volver a verte. Rosa Montero.
Editorial: Seix Barral. Barcelona 2013. 233 páginas.
(LA VERDAD, "ABABOL", 27/4/2013)


LA FRAGILIDAD DE LOS CUERPOS - SERGIO OLGUÍN


    Niños que combaten en las vías del tren, apurando su salto para regocijo de mafiosos ludópatas, atropellos y suicidas, traumas de conductores, una periodista inquieta dispuesta a revelarlo todo, una relación tempestuosa con uno de los maquinistas. Un ambiente negro que va devorando al lector es lo que propone Sergio Olguín en esta novela, con  la dureza tierna de una prosa que ya ha hecho adeptos en anteriores entregas, y con unos personajes fuertes y atrayentes, capaces por igual de apostar su vida en el empeño y sufrir para defenderla.

La fragilidad de los cuerpos. Sergio Olguín.
Editorial: Tusquets. Barcelona 2013. 342 páginas.
(LA VERDAD, "ABABOL", 27/4/2013)

ELACT - HISTORIA E INVESTIGACIÓN


PROTEGER LA MEMORIA

Respetar al máximo las fuentes, proteger la memoria y el patrimonio, ser rigurosos en la investigación o no manipular las circunstancias del pasado, fueron algunas de las ideas que se desmenuzaron en la mesa redonda dedicada a Historia e Investigación, celebrada en el Salón de Actos de la UNED, y coordinada por Juan Ignacio Ferrández, quien además la inició brindándole un nuevo tributo a Ángel Márquez, verdadero impulsor de la investigación histórica en Cartagena, y fundador de la editorial Áglaya y de la señera revista Cartagena Histórica.

 Con la llegada, a última hora, de Luis Miguel Pérez Adán y Luis Delgado Bañón (éste último casi casi recién bajado del tren que le trajo de Madrid), la tercera jornada del encuentro transcurrió por los límites trazados entre la novela y la investigación históricas, dos caras a veces de una moneda pareja, tal y como señaló Delgado Bañón, puesto que sería una errónea frivolidad pretender escribir novela histórica sin preocuparse de la investigación, sin prestar atención a los datos, que deben ser respetados por encima de todo.

 Algo en lo que coincidieron tanto Pérez Adán como el joven arqueólogo Pedro Huertas, añadiendo también la necesidad de que los libros de investigación histórica se escriban de forma amena para el lector, tal y como ocurre en otros países de Europa, en los que, además, estas obras son respetadas y no expuestas a la manipulación ideológica, como ocurre en España en muchas ocasiones.

Juan Ignacio Ferrández,, Eva Márquez, José Luis Domínguez y Francisco Gijón
 Y es que, como señaló José Luis Domínguez, esa manipulación puede contribuir también a que el lector de novela histórica no le preste la debida atención al proceso investigador, sino que se quede más con los atractivos novelescos, que nunca podrían producirse, de manera fiable, desdeñando el proceso anterior de documentación. Francisco Gijón defendió la gran responsabilidad que debe sentir el autor de novela histórica, porque manejar el pasado real no puede darle carta blanca para tergiversar los datos, sino que debe obligarle a mostrar el máximo respeto por ellos.


  Eva Márquez, desde su posición de editora y librera, propugnaba la independencia de los diferentes géneros que tienen un fondo histórico, al tiempo que lanzaba al aire una pregunta de difícil respuesta: por qué en Cartagena triunfa la novela histórica y en cambio fracasa la escrita por cartageneros o, salvo excepciones, la que tiene como escenario la ciudad. El público puso, como siempre, su grano de arena, interpelando a los miembros de la mesa acerca de las mentiras históricas, los mecanismos de los que se sirven los autores a la hora de investigar, y el avance que ha supuesto Internet en ese sentido, o la inferioridad que parece haber entre los historiadores españoles y los de otros países, especialmente del área anglosajona.



 A partir de ahí, las intervenciones se fueron sucediendo de manera tan fluida como interesante, y mientras Luis Delgado defendía la honestidad de los historiadores y la calidad del historiador español, Luis Miguel Pérez Adán y Pedro Huertas volvían a coincidir en la necesidad de rescatar la historia que no conocemos, y el patrimonio local, porque lo que hoy es etnografía, mañana puede convertirse en arqueología.

La jornada finalizó después con la Tertulia Literaria coordinada por Francisco Marín, celebrada en la Real Sociedad Económica de Amigos del País, y en la que se debatió sobre la parafernalia que a veces rodea las celebraciones del día del libro, el panorama editorial en la región de Murcia, y el sentido recuerdo que merece la figura del recientemente desparecido José Luis Sampedro.
Luis Delgado Bañón y Juan Ignacio Ferrández

José Luis Domínguez y Francisco Gijón
Luis Miguel Pérez Adán y Pedro Huertas

José Espinosa, Francisco Marín, Ignacio Borgoñós, Eduargo Borgoñós y Antonio Lois


viernes, 26 de abril de 2013

ELACT - POESÍA

VERSOS DE ABRIL



De la mano de Natalia Carbajosa, y en la Real Sociedad Económica de Amigos del País, se celebró la segunda jornada del encuentro, el momento para dejar que los versos, en una tarde lluviosa, se adueñaran de la sala pero no sólo para arrullar a los asistentes, sino para recordarles también lo complejo que puede ser dar a conocer la poesía desde una ciudad como Cartagena, aunque las nuevas tecnologías, tal y como señaló Natalia, estén poco a podo derribando esas barreras.



ELACT En ese sentido, se destacó la labor de uno de los componentes de la mesa, Antonio Marín Albalate, prolífico poeta y antólogo que confesó que aún sigue aprendiendo cosas de cada verso que lee, y lo hace con la misma intención con la que contacta tanto con poetas cartageneros noveles como con los consagrados nacionales, con una visión amplia y sin ombliguismos.


 A continuación, Juan de Dios García y Diego Sánchez Aguilar defendieron, respectivamente, la recuperación de figuras a veces olvidadas de la literatura cartagenera, y la necesidad de una mayor implicación de las instituciones oficiales, para que el fomento de la cultura no se vea mermado, tal y como ha ocurrido, por ejemplo, con el Aula de Poesía Carmen Conde, una de las manifestaciones poéticas y culturales afectadas por la crisis. Al mismo tiempo, deseaban que existiera alguna editorial local que apostase por la poesía, que acogiera a los poetas y les devolviera un poco de lo que ellos le dan a la ciudad, como los recitales independientes que  organizan, o las actividades coordinadas por la Asociación Cultural Diván, o la revista electrónica El coloquio de los perros (www.elcoloquiodelosperros.net), dirigida por el propio Juan de Dios.

ELACT Laura Peñafiel, continuadora de la labor de Marín Albalate al frente de la citada asociación, mostraba su ilusión por dirigir la que es memoria viva de las inquietudes poéticas de los últimos cinco años en Cartagena, una entidad viva, dinámica y dispuesta siempre a fomentar la “contaminación artística”, es decir, la mezcla, convivencia y difusión de múltiples géneros artísticos y culturales.


Por su parte, Noelia Illán Conesa, poetisa surgida del siempre inquieto vivero literario de Los Dolores, incidía en la humildad que debe ser necesaria en toda creación literaria, no sólo poética, y aunque se mostraba escéptica en cuanto a las posibles ayudas institucionales, derrochaba entusiasmo a la hora de inculcar la poesía en las aulas, porque esos jóvenes lectores son los que en un futuro también escribirán. Y Juan de Dios coincidía en la necesidad de inocularles el virus de la poesía, porque así la leerán durante toda su vida.
  No faltaron las intervenciones del público, las posturas encontradas, el deseo de que se implante en España una ley que fomente el mecenazgo privado y no tenga a la cultura dependiendo siempre de organismos oficiales, o confesiones más privadas, como la que hizo Juan de Dios García al revelar que estuvo a punto de crear una pequeña editorial, y el deseo de Natalia Carbajosa de luchar para que de una vez por todas la biblioteca pública de Cartagena se convierta en el centro que esta ciudad se merece.
  

  Después, y para demostrar que los versos son armas cargadas de presente, se celebró un hermoso recital en la cafetería El hombre tranquilo, organizado al alimón por Antonio Llorente y el propio Marín Albalate, en el que los asistentes al encuentro finalizaron la jornada disfrutando de los versos de Joaquín Piqueras, Paqui Martínez Merinos, Eduardo Borgoñós o Simón Hernández Aguado. Un fin de jornada sin duda espectacular.
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Antonio Marín Albalate y Natalia Carbajosa
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Laura Peñafiel y Noelia Illán
Ángela de la Llana, Antonio Llorente y Antonio Marín Albalate
Antonio Marín Albalate y Joaquín Piqueras
Eduardo Borgoñós y Paqui Martínez Merinos
Simón Hernández Aguado