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domingo, 6 de noviembre de 2011

LA ÚLTIMA MUJER DE AUSTRALIA


Tiempo de heroínas

            En su afán por experimentar con genomas, adeenes y demás supuestos avances farmacológicos, los científicos australianos han creado un virus demoledor: el virus misógino; consecuencias: disminución de las funciones cerebrales de los hombres, así como de su higiene y sociabilidad, y aumento de un deseo ferviente de asesinar a cualquier mujer que encuentren a su paso. No hay duda de que Francisco Villarrubia tiene claro cómo dejar al lector sin aliento con un inicio demoledor, puesto que ése es el punto de partida de las andanzas de Veronica Southgate, la presunta última mujer que ha logrado sobrevivir en semejante apocalipsis.

El panorama está construido cuidando todos los detalles, tanto la desolación del continente oceánico como la indolencia y el miedo de las fuerzas de la ONU, que han procedido a un bloqueo militar y a estrechar un cono de comunicaciones para que los nuevos hombres australianos difundan sus intenciones y soflamas, a pesar de contar con su web: conejoalacazuela.au. Éste es un ejemplo de las muestras de cierto humor (muy negro y sexista, eso sí, pero el virus es el virus) que Villarrubia siembra en alguna de sus páginas, pero que nadie se confunda, porque la fortaleza de la protagonista supera con mucho a cualquier hombre, infectado o no.

La estructura de la novela, tremendamente cinematográfica, logra que la lectura se acelere, porque su autor también dosifica las compañías de la heroína, tres hombres que parecen inmunes por diferentes causas, uno por ser homosexual, otro por conservar un trauma de la infancia, y un tercero que parece a salvo por consumir ciertas sustancias de forma indiscriminada. Podría ser una serie televisiva sin nada que envidiar a las norteamericanas, no en vano hay huidas, asaltos, ataques y refugios, aunque el final deje al lector con una amarga sensación de extravío o cierta decepción. Lo que no se puede negar, a pesar de la brutalidad de los “rascahuevos” o infectados, es la férrea determinación de Veronica Southgate por sobrevivir a toda costa.


‘La última mujer de Australia’. Francisco Villarrubia.
Editorial: Almuzara. Córdoba, 2011. 508 páginas.
(LA VERDAD, "ABABOL", 5/11/2011)

EL TRAJE GRIS


            Las veleidades de una esposa demasiado joven, la recién estrenada jubilación del esposo banquero, y unos anónimos recibidos años antes y desvelados de nuevo por el ocio del emérito. Andrea Camilleri desbroza mucho más que infidelidades, habla sin tapujos del pasado y del final de la vida, de algunas intrigas sociales (Sicilia, cómo no), y de cómo el amor puede volver a florecer a pesar de las décadas transcurridas, y todo con la prosa directa del padre de Montalbano, demostrando una vez más su talento para diseccionar sentimientos.


‘El traje gris’. Andrea Camilleri.
Editorial: Salamandra. Madrid, 2011. 156 páginas.
(LA VERDAD, "ABABOL", 5/11/2011)

NO CONFÍES EN NADIE


            Una paciente amnésica que olvida todo con el sueño de cada noche, un desafío narrativo de gran calibre que S.J. Watson maneja con una mano tan firme que logra inquietar al lector hasta la última página de la novela. No es fácil moverse en una intriga tan circular como esa sucesión de días vacíos por estrenar que sufre Christine, por ello el mérito del autor es mayor, porque, tal y como reza el título, consigue que ella y nosotros desconfiemos de todos los que la rodean, hasta que las mentiras se esclarezcan al final.

 ‘No confíes en nadie’. S. J. Watson.
Editorial: Grijalbo. Barcelona, 2011. 374 páginas.

(LA VERDAD, "ABABOL", 5/11/2011)