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domingo, 25 de diciembre de 2011

LA COLA DE LA SERPIENTE



Hasta los detectives tienen memoria

            Aunque haya escépticos a quienes les parezca mentira, también los detectives tienen memoria, y así lo demuestra el bueno de Mario Conde en esta nueva entrega de Leonardo Padura, porque el teniente acude a un episodio de hace un par de décadas para compartir con nosotros sus aptitudes de sabueso que le permiten ‘oler a chino’. Y es que el ahorcamiento de un anciano oriental, al que le amputan un dedo y le graban un círculo en el pecho con su propia sangre no es cosa como para tomar a broma.


Con la habitual prudencia del Conde, se nos desvelan las entrañas de la emigración china hacia Cuba, de las condiciones esclavistas que tuvieron que soportar los orientales, sus códigos, a veces herméticos, y la fusión con la población local, fruto de la cual está en el mundo la turbadora agente Patricia Chion, capaz de llevar al detective hasta los límites de la locura más carnal. Padura nos permite una vez más acompañar a su criatura por una Habana literaria ya muy conocida, pero sin ahondar esta vez en las penurias del bloqueo y el racionamiento, mientras nos ofrece la cara oculta de algunos actos de santería que desbaratan la escasa capacidad del Conde para tener creencia alguna.

Como es natural, también hay fantasmas que regresan del pasado para llamar a la puerta del corazón del teniente, como su soñada Tamara, que ha vuelto a la isla para tratar de reorganizar su vida. Y no falta tampoco la cuadrilla de Mario Conde, el Flaco y compañía, capaces de trasegar varios litros de ron siempre que el estraperlo y las destilerías clandestinas lo permitan. Hay un código de tintes románticos en este detective que le hace entrañable para el lector, tal vez sea su amor por los libros, o sus intenciones de no pisotear gratuitamente a nadie, pero sin duda se ha ganado ya el cariño de todos nosotros.


‘La cola de la serpiente’. Leonardo Padura.
Editorial: Tusquets. Barcelona, 2011. 185 páginas.
(LA VERDAD, "ABABOL", 24/12/2011)

CON EL AGUA AL CUELLO


            Con la que está cayendo en Grecia, al inefable Kostas Jaritos le toca encontrar a un asesino de banqueros, una muestra más del gran sentido del humor de Petros Márkaris, así como de su capacidad para mostrarse siempre actual en sus novelas. Esta entrega sigue respirando la celeridad de las anteriores, y reflejando también cómo el tiempo va pasando por las vidas de sus protagonistas, la hija casada, la jubilación en lontananza, los vicios de la sociedad griega omnipresentes. Una vez más, merece la pena seguir a Jaritos.


‘Con el agua al cuello’. Petros Márkaris.
Editorial: Tusquets. Barcelona, 2011. 322 páginas.
(LA VERDAD, "ABABOL", 24/12/2011)

sábado, 17 de diciembre de 2011

CUENTOS DEL DESAMPARO


            Descubre Tomás Val en estos diez relatos una realidad desnuda, con personajes que parecen vencidos antes de finiquitar la primera página, pero capaces de enseñarle al lector en qué consiste la esencia del ser humano, con todas sus luces y sus sombras, con temas tan trascendentes como la soledad, la vejez, la nostalgia, la propia muerte, pero tratados siempre con un lenguaje sobrio y moroso, capaz de provocar la reflexión con su sosegado ritmo narrativo. Hay piezas impecables como esas cartas de remite incierto que llegan puntuales en el relato ‘Plástico’.


‘Cuentos del desamparo’. Tomás Val.
Editorial: Menoscuarto. Palencia, 2011. 124 páginas.
(LA VERDAD, "ABABOL", 17/12/2011)

jueves, 8 de diciembre de 2011

Presentación de "Polos opuestos"

POLOS OPUESTOS


El próximo miércoles 14 de diciembre, en el Casino de Cartagena, presentaré mi nuevo libro de relatos, "Polos opuestos" (Ed. Atlantis), contaré con la compañía de mi amigo y poeta Juan de Dios García. Por supuesto, todos aquellos que podáis acercaros, seréis muy muy bienvenidos. Para las gentes de otras latitudes, el martes 27 de diciembre habrá otra presentación en la Asociación de Escritores Noveles de Madrid, en Leganitos 10. Espero que quien se acerque a una librería y pida el libro, no se sienta decepcionado.


sábado, 3 de diciembre de 2011

DALÍPOLI. CIUDAD DE CONSUMO INTENSIVO


Al otro lado de la puerta

            Vuelve Miguel Ángel Casaú a voltearnos la conciencia con su particular manera de abordar la existencia de realidades paralelas, demostrando que la narrativa de ciencia ficción no es patrimonio de androides o vampiros, sino que nos aguarda tras cualquier esquina, o en el interior de aquellos lugares que frecuentamos, en forma de una puerta que atravesar. Y como somos curiosos por naturaleza, cruzaremos ese umbral como parientes enloquecidos de una Alicia cada vez menos inocente, para encontrar al otro lado el paraíso para muchas personas: un lugar donde el consumo es gratuito e impuesto por un misterioso gobierno.

Algún visionario pensará que no estamos tan lejos de convertir esa ficción en realidad, y esa es una de las razones por las que su autor escribe, para levantar la voz contra las sociedades que se dejan anestesiar, conformándose con la ceguera de la masa, incapaces del más mínimo acto individual. Arriesgándose a caminar por el filo de esa navaja han vivido los tres protagonistas: Desmont, Cris y el Ricky, un triángulo isósceles en el que los dos primeros comparten algunas coincidencias vitales, mientras que el tercero ha sobrevivido en el andén de la legalidad. Cada uno arrastra sus propios fantasmas, y la entrada a la magnética ciudad de Dalípoli les afectará de maneras muy diferentes, aunque conseguirá que sus caminos confluyan poco a poco.

Las sectas satánicas y las medicinas que dan la felicidad, motores de sus novelas anteriores, encuentran en esta tercera novela de Miguel Ángel Casaú otra vuelta de tuerca, la crítica afiladísima hacia el consumo no es ni más ni menos que la advertencia velada del dios del destino, y su autor lanza ese aviso camuflado en una prosa que no conoce rodeos, capaz de llamar a las cosas por su nombre y de robarle información al lector hasta el momento esencial, pero capaz también de demorarse en instantes de ternura cuando la narración lo requiere.


‘Dalípoli. Ciudad de consumo intensivo’. Miguel Ángel Casaú.
Editorial: Corona Borealis. Málaga, 2011. 175 páginas.
(LA VERDAD, "ABABOL", 3/12/11)

MANUAL DE FILOSOFÍA EN LA PEQUEÑA PANTALLA


Las series televisivas se han convertido en el opio del pueblo moderno, y Santiago Navajas ha pergeñado un lúcido y entretenidísimo ensayo en el que analiza los fenómenos telefílmicos más destacados provenientes de Estados Unidos, y la incidencia que están teniendo en la sociedad y sus corrientes de pensamiento. Dos centenares de páginas repletas de interés que nos harán, sin duda alguna, mirar con otros ojos la pantalla del televisor después de su lectura, no en vano habla, coteja y destripa series muy seguidas también en España.


‘Manual de filosofía en la pequeña pantalla’. Santiago Navajas.
Editorial: Berenice. Córdoba, 2011. 170 páginas.
(LA VERDAD, "ABABOL", 3/12/2011)

APUNTES DE MEDICINA INTERNA


Un joven médico se retira al pueblo de su juventud para preparar sus oposiciones, pero los secretos del abuelo, insigne doctor, y las sombras familiares pronto se convierten en el motor de sus escritos. José Manuel de la Huerga perfila en esta novela los secretos burgueses del norte cántabro, los ajustes de cuentas con amores frustrados y la lucha contra la hipocresía y la maledicencia, en un regreso al pasado que tiene mucho de puzzle para Abel Rojo, su protagonista, que gracias a ello hallará también su camino vital.


‘Apuntes de medicina interna’. José Manuel de la Huerga.
Editorial: Menoscuarto. Palencia, 2011. 198 páginas.
(LA VERDAD, "ABABOL", 3/12/2011)

domingo, 6 de noviembre de 2011

LA ÚLTIMA MUJER DE AUSTRALIA


Tiempo de heroínas

            En su afán por experimentar con genomas, adeenes y demás supuestos avances farmacológicos, los científicos australianos han creado un virus demoledor: el virus misógino; consecuencias: disminución de las funciones cerebrales de los hombres, así como de su higiene y sociabilidad, y aumento de un deseo ferviente de asesinar a cualquier mujer que encuentren a su paso. No hay duda de que Francisco Villarrubia tiene claro cómo dejar al lector sin aliento con un inicio demoledor, puesto que ése es el punto de partida de las andanzas de Veronica Southgate, la presunta última mujer que ha logrado sobrevivir en semejante apocalipsis.

El panorama está construido cuidando todos los detalles, tanto la desolación del continente oceánico como la indolencia y el miedo de las fuerzas de la ONU, que han procedido a un bloqueo militar y a estrechar un cono de comunicaciones para que los nuevos hombres australianos difundan sus intenciones y soflamas, a pesar de contar con su web: conejoalacazuela.au. Éste es un ejemplo de las muestras de cierto humor (muy negro y sexista, eso sí, pero el virus es el virus) que Villarrubia siembra en alguna de sus páginas, pero que nadie se confunda, porque la fortaleza de la protagonista supera con mucho a cualquier hombre, infectado o no.

La estructura de la novela, tremendamente cinematográfica, logra que la lectura se acelere, porque su autor también dosifica las compañías de la heroína, tres hombres que parecen inmunes por diferentes causas, uno por ser homosexual, otro por conservar un trauma de la infancia, y un tercero que parece a salvo por consumir ciertas sustancias de forma indiscriminada. Podría ser una serie televisiva sin nada que envidiar a las norteamericanas, no en vano hay huidas, asaltos, ataques y refugios, aunque el final deje al lector con una amarga sensación de extravío o cierta decepción. Lo que no se puede negar, a pesar de la brutalidad de los “rascahuevos” o infectados, es la férrea determinación de Veronica Southgate por sobrevivir a toda costa.


‘La última mujer de Australia’. Francisco Villarrubia.
Editorial: Almuzara. Córdoba, 2011. 508 páginas.
(LA VERDAD, "ABABOL", 5/11/2011)

EL TRAJE GRIS


            Las veleidades de una esposa demasiado joven, la recién estrenada jubilación del esposo banquero, y unos anónimos recibidos años antes y desvelados de nuevo por el ocio del emérito. Andrea Camilleri desbroza mucho más que infidelidades, habla sin tapujos del pasado y del final de la vida, de algunas intrigas sociales (Sicilia, cómo no), y de cómo el amor puede volver a florecer a pesar de las décadas transcurridas, y todo con la prosa directa del padre de Montalbano, demostrando una vez más su talento para diseccionar sentimientos.


‘El traje gris’. Andrea Camilleri.
Editorial: Salamandra. Madrid, 2011. 156 páginas.
(LA VERDAD, "ABABOL", 5/11/2011)

NO CONFÍES EN NADIE


            Una paciente amnésica que olvida todo con el sueño de cada noche, un desafío narrativo de gran calibre que S.J. Watson maneja con una mano tan firme que logra inquietar al lector hasta la última página de la novela. No es fácil moverse en una intriga tan circular como esa sucesión de días vacíos por estrenar que sufre Christine, por ello el mérito del autor es mayor, porque, tal y como reza el título, consigue que ella y nosotros desconfiemos de todos los que la rodean, hasta que las mentiras se esclarezcan al final.

 ‘No confíes en nadie’. S. J. Watson.
Editorial: Grijalbo. Barcelona, 2011. 374 páginas.

(LA VERDAD, "ABABOL", 5/11/2011)

domingo, 23 de octubre de 2011

EL ASESINO DE MUJERES


El oscuro East End

            Las noches londinenses son poco propicias para que una mujer camine sola por ciertas zonas, y de eso se aprovecha George Markham para satisfacer las ocultas pasiones que una madre castradora y una esposa despreciable han contribuido a hacer crecer en él. Lo que no imagina es que con su tercera víctima va a poner en marcha los mecanismos de la más cruel de las venganzas, porque un jefe del hampa puede tolerar ciertas cosas, pero no que le pongan un dedo encima a su única hija.

Así de contundente, y cruda en muchas ocasiones, se muestra Martina Cole en esta novela, protagonizada por la inspectora Kate Burrows, una mujer durísima acostumbrada a sobrevivir en el mundo masculino policial de los años ochenta. Una mujer necesitada de muchas cosas, y que se unirá al hampón Patrick Kelly a la hora de encontrar al asesino que está haciendo estragos en el East End, provocando un aumento de la tensión narrativa en el lector. Tensión que la autora sabe mantener y dosificar de manera brillante mientras asistimos a la existencia de George, narrada con una pasmosa naturalidad.

Los desacuerdos familiares de Kate, luchando contra su ex marido y el deseo de su hija de tenerlo al lado todo el tiempo posible, la soledad de Patrick Kelly, atalayado en su poder pero solo, enfrascado en una búsqueda mortal pero solo, y la monótona vida gris de George y Elaine, un matrimonio que no se ha encontrado nunca porque no se ha molestado en coincidir, contrastan de manera bastante brutal con los asesinatos, y ese contraste se respira hasta en el lenguaje, quizá en esa triple oposición radique el principal éxito de esta novela. Una muestra más de la habilidad de una autora que sabe bien como demorarse en sus tramas, y como darle protagonismo a Burrows sin que el lector pueda encontrar el más mínimo rastro de solidaria ayuda femenina.


‘El asesino de mujeres’. Martina Cole.
Editorial: Alianza. Madrid, 2011. 638 páginas.
(LA VERDAD, "ABABOL", 22/10/2011)

EL DESVÁN DE LOS JUGUETES ROTOS


            Pocos poetas pueden decir tanto con tan pocos versos, pocos pueden desnudar su alma con tanta intensidad como lo ha hecho Ismael Rodríguez, rindiendo homenaje a su pasado, a quien le dio la vida, al mar, al barro fresco del camino que ha recorrido hasta ahora. A veces la poesía es tomada por el lector como una pausa, estos versos van más allá, conforman todo un remanso de paz, tan solo tenuemente sacudido por recuerdos y sensaciones, hasta llegar al eje central de la sosegada reflexión.


‘El desván de los juguetes rotos’. Ismael Rodríguez.
Autoedición. Murcia, 2011. 68 páginas.
(LA VERDAD, "ABABOL", 22/10/2011)

sábado, 15 de octubre de 2011

miércoles, 12 de octubre de 2011

TRAMPANTOJOS


         Al otro lado de los montes que se ven desde Roche, en el valle, las eternas chimeneas de la refinería lanzan sus llamas sin parar, hasta perfilar en el cielo dos delgados hongos de humo, como si fueran dos apocalípticos avisos de una futura catástrofe nuclear. Las noches cubiertas se rasgan, entonces, por esas espadas flamígeras que blande algún dios menor, hijo bastardo de la ciencia y el progreso más ciego.

sábado, 8 de octubre de 2011

EL PAÍS DE LOS CIEGOS


Alicante envenenada


            Convertir Alicante en la Poisonville de Dashiell Hammett no es nada fácil, ni los tiempos, ni las latitudes ni los narradores son los mismos, y ya no se trata de juzgar si los dos primeros son mejores o peores en esta novela, sino de valorar que el tercero, el narrador, no desmerecería en nada frente al americano, es más, en muchos pasajes de esta obra incluso llega a superarle. Y sí, no son palabras mayores sino realidades, porque el ritmo frenético impuesto en estas páginas, y el ojo, más que agudo, capaz de identificar hasta el último excremento de mosca de la ciudad de la luz, hacen que la labor de Claudio Cerdán roce la brillantez.

Tomar el lumpen como protagonista es algo arriesgado, siempre se puede encanallar la prosa más de la cuenta, o se puede sucumbir ante el dominio de los instintos, pero este joven yeclano consigue que las andanzas del Tuerto Durán no se queden sólo en eso, en meras andanzas de un candidato a despojo social, sino que se transformen en la odisea de un héroe clandestino, tan baqueteado como su homólogo, en un Mediterráneo ultramoderno en el que los dioses son ahora mafiosos vengativos, rusos locos y borrachos, jóvenes efebos sudamericanos, pijos que trafican para combatir el aburrimiento, y otro ex convicto, Magallanes, a quien El Tuerto privó de ciertos atributos en presidio, y que ahora también ha sido liberado para buscar su venganza.

Personajes como Farlopero López van más allá del mero papel de escudero, el Chino, Marga, el infame Garrigós, el policía corrupto Mierda de Perro, Aurora, el pederasta Godoy, Carroña, el médico poseído por el ácido, o la enorme ‘mula’ llamada El Bellota, conforman el universo de esta novela, un mundo al que no cuesta entrar, aunque a veces nos provoque náuseas y risas a partes casi iguales. Un mundo en el que no desentonamos porque vamos de la mano de su autor, porque Claudio Cerdán nos lleva al lado para que podamos sobrevivir en él.

Pero eso sí, es un mundo en el que aún predominan ciertos valores, en muchos aspectos, El Tuerto Durán acumula más integridad que otros convictos encorbatados que aún no han pisado una celda, y tal vez sea ese código de honor el que le permite sobrevivir, aunque sea a costa de ir caminando siempre por el filo de varias navajas, baldeos o pinchos carcelarios. Siempre habrá alguien que quiera matarle, pero también alguien que tenga que darle las gracias.

‘El país de los ciegos’. Claudio Cerdán.
Editorial: Ilarión. Madrid, 2011. 305 páginas.

(LA VERDAD, "ABABOL", 8/10/2011)

LOS PATOS DE CENTRAL PARK



            Un guiño a la primera generación madura del siglo XXI, la formada por quienes nacieron a finales de los años 70, es el motor de esta obra de Marina Fernández Bielsa, una pieza intimista con la que debuta en el mundo de la novela y que arrancará más de un recuerdo a los lectores mientras asisten a la búsqueda de la identidad que Diana, su protagonista, lleva a cabo durante sus páginas. Nunca se es demasiado joven para vivir cuatro o cinco vidas, ni demasiado mayor para disfrutar con novelas como ésta.


‘Los patos de Central Park’. Marina Fernández Bielsa.
Editorial: Alfaqueque. Cieza, 2011. 95 páginas.

(LA VERDAD, "ABABOL", 8/10/2011)

domingo, 25 de septiembre de 2011

LA SENDA TRAZADA


Libre albedrío, ¿o no?

            Encontrar un libro antiquísimo en el que se desgranan las muertes de notorios personajes antes de que ocurran puede ser todo un chollo, o tal vez no, todo dependerá de los escrúpulos que uno tenga. El fotógrafo Alfonso Heredia, sumido en una demoledora crisis vital, tendrá que enfrentarse a una ardua elección, la de beneficiarse de esa información y lograr las mejores instantáneas, o la de intentar avisar a las víctimas para dar esquinazo a la parca.

Con este magnífico punto de partida, Pedro de Paz ha escrito una novela a mitad de camino entre la intriga y el esoterismo, aunque predomina más la primera una vez que Heredia, y con él el lector, asume las peculiaridades del obituario. Una novela que le granjeó el último premio “Luis Berenguer” y que alcanza unas cotas de interés y misterio más que notables, sin renunciar en ningún momento a mostrar el libre albedrío y ese conflicto ético citado anteriormente, y sin olvidarse tampoco de ofrecer un panorama bastante atinado del mundillo de los reporteros gráficos, con sus correspondientes dosis de podredumbre, que las tiene y no son precisamente pocas.

Tal vez lo mejor de la novela de Pedro de Paz, amén del libro misterioso y de los enigmas que preceden a cada defunción, sea la manera de centrarse en las andanzas de Alfonso Heredia, y la tenacidad del fotógrafo a la hora de recuperar el libro, sin que como lectores estemos muy seguros, durante dicho proceso de búsqueda, de si ha elegido un camino u otro, de si se dejará llevar por la conveniencia o la honestidad.

Nadie quedará indiferente ante estas páginas, porque tras su historia, el autor nos hace reflexionar a la vez sobre esa disyuntiva, para que cada lector se plantee qué habría hecho él mismo de haberse encontrado en la piel del fotógrafo, de haber sido elegido por el destino como depositario de tan funestos avisos.


‘La senda trazada’. Pedro de Paz.
Editorial: Algaida. Sevilla, 2011. 358 páginas.
(ABABOL, LA VERDAD, 24/9/11)

jueves, 22 de septiembre de 2011

EL ROSTRO DE LA SOMBRA


            Grabar una gamberrada y colgarla en la red puede convertirse en un homicidio y en un dilema moral para sus autores. De esta forma tan directa, Alfredo Gómez Cerdá coloca al lector, adolescente o no, ante la tesitura de elegir entre el miedo y la obligación, entre la mentira y la supervivencia familiar, y todo con un aire tristemente actual, porque no es la primera vez que casos así saltan a los periódicos. Intensa y dura, sin dogmatismos, como el camino que aguarda a los jóvenes.



‘El rostro de la sombra’. Alfredo Gómez Cerdá.
Editorial: SM. Madrid, 2011. 157 páginas.
(ABABOL, DIARIO LA VERDAD, 17/9/11)

jueves, 1 de septiembre de 2011

LA LINTERNA MÁGICA - PIRATAS DEL CARIBE


PIRATAS DEL CARIBE


             Seré raro, lo reconozco, pero siempre me atrajo mucho más, en la saga bucanera, el cínico capitán Barbosa, y no el lunático amanerado de Jack Sparrow, a quien, ahora que caigo, nunca le llegamos a conocer del todo mujer en las cuatro entregas. Igual es cosa del apellido, porque un tocayo del personaje interpretado por Geoffrey Rush ha decidido cambiar la corbata y los índices de cuentas del Banco Santander de Brasil por otras medidas, digamos más laxas, las de las modelos de Playboy.

Fabio Barbosa se llama este hombre, y no es que sea un adonis precisamente, pero ha tenido la vista suficiente como para, tras veinticinco años de experiencia bancaria, plantar al señor Emilio Botín ahora que vienen mal dadas, y marcharse a trabajar a la editorial de tan conocida revista. No me digan que no es un ejemplo a seguir, cómo vamos a comparar las formas, un tanto rupestres, del presidente santanderino con los batines de Hugh Hefner y las formas, mucho menos rupestres, de las modelos de la revista.

 Otros tendrían que aprender a la hora de irse o de cambiar de aires, entre las lágrimas de Moratinos y el papel cuché de las conejitas yo lo tengo muy claro, y eso tendrían que haber hecho en su día González y Aznar, o Aznar y González, que tanto montan a la hora de llevárselo crudo a base de vampirizar nuestros recibos de luz y gas. Alguien tendría que darle alguna pista a Zapatero, ahora que anda preparándose el retiro, tal vez quede alguna filial libre del imperio Playboy en otro lugar alejado del mundo, aunque habremos de reconocer que no es lo mismo fichar por la revista en España que hacerlo en Brasil, las cosas como son.

Estoy convencido de que los amigos de Fabio Barbosa estarán verdes de envidia, rayando con sus dientes el parqué de las bolsas sudamericanas, lo que ya no sé (mis espías mundiales hace meses que me tienen muy abandonado) es si alguien le ha preguntado su opinión a la esposa de este hombre, o a sus tres hijos. Hemos pasado medio verano pendientes de si el dios Florentino Pérez se traía o no a España al niño de la cresta emperifollada, y resulta que el ser superior se había equivocado de fichaje, el verdadero crack es este Fabio, sobre todo para quienes vamos teniendo ya una cierta edad.




miércoles, 13 de julio de 2011

EL VALLE DE LAS SOMBRAS

Literatura total

¿Sería posible que dos hombres de bandos enfrentados colaborasen para resolver un crimen? ¿Podría darse una investigación policial en plena construcción del Valle de los Caídos? ¿Cabrían conspiraciones magnicidas en un entorno carcelario? A todas estas preguntas es capaz de responder Jerónimo Tristante en su última novela, una obra con la que ha dado un paso más que firme en una carrera literaria que se va jalonando de éxitos porque es el resultado de las virtudes de un extraordinario narrador.

Sin dejarse llevar por sentimentalismos maniqueos, Tristante nos habla de la recién terminada Guerra Civil, y lo hace sin pelos en la lengua, consiguiendo que sus personajes incluso reconozcan las brutalidades cometidas por sus respectivos bandos, algo que fuera de la literatura ha costado unas cuantas décadas, y a veces incluso no ha terminado de lograrse. El panorama es real pero no extremadamente desolador, porque lo que se busca también es hacer un elogio de la amistad que surge entre dos hombres cosidos por las cicatrices de la guerra y el dolor, dos hombre, Roberto Alemán y Juan Antonio Tornell, que arrastran sus miserias pero a los que el valor, el honor y el interés por la justicia terminarán por unir, aun en las circunstancias más extrañas.

Jerónimo Tristante demuestra, una vez más, el absoluto dominio que tiene de la tensión narrativa, la capacidad para urdir los hilos y ocultárselos al lector hasta el momento idóneo, pero también destila en sus páginas rigor histórico y documental, porque el dato más insignificante, en sus manos, puede convertirse en un “leiv motiv” que se extienda durante toda la novela. Quienes busquen aquí una narración histórica, mejor que huyan hacia otros títulos, esta novela es literatura pura, total y de la buena, aderezada con un marco histórico más que fiel, pero sólo marco cuya función es la de albergar la desaforada imaginación de su autor y la existencia de dos personajes que el lector tardará mucho en olvidar.


‘El valle de las sombras’. Jerónimo Tristante.

Editorial: Plaza y Janés. Barcelona, 2011. 379 páginas.

FÁCIL DE MATAR

Debut vertiginoso

Ha debutado Maruja Torres en el mundillo de la novela negra con toda la desfachatez del mundo, o lo que es lo mismo, como debía hacerlo una autora curtida como ella, sin miedos ni reparos, y manteniendo el aire zumbón que ha caracterizado a su prosa, el que siempre ha utilizado para hablar de los hombres, las mujeres y hasta los viceversas, que alguno hay en esta novela. Y lo mejor de todo, tal vez, sea que no ha inventado a un agente de la ley, o a un detective al uso del “hard boiled” norteamericano, sino que ha acudido a lo que mejor conoce: el periodismo, para gestar a Diana Dial, una reportera prejubilada que ha decidido cambiar la redacción por la investigación.

Pero Diana es más especial todavía, porque jamás cobra, elige ella misma los casos que acepta y lo que busca es el resplandor de la verdad, el brillo de la justicia, para lo cual no dudará, en cambio, en echar mano de todas sus fuentes acumuladas a lo largo de su carrera periodística. Moviéndose entre lo más granado de Beirut, Diana, y Maruja Torres con ella, ha de esclarecer el atentado que ha terminado con la vida de uno de los hijos de las familias más influyentes de Líbano: Tony Asmar, curiosamente casado con una española recauchutada y despampanante.

Embajadores rijosos, directivos del Instituto Cervantes (o Quijote como ladinamente transforma la autora), gigolós de gimnasio, matriarcas libanesas dueñas de apriscos familiares, políticos corruptos, espías por afición, policías fieles, un chófer de la guarda… Todo ello acompaña a Diana Dial en este vértigo de novela que no defraudará a nadie, incluidos los más puristas del género negro.


‘Fácil de matar’. Maruja Torres.

Editorial: Planeta. Barcelona, 2011. 254 páginas.

CRÍTICAS LITERARIAS - MIGUEL PAZ CABANAS

Las memorias, o las intimidades de un escritor, son un territorio espinoso a la hora de convertirlas en un texto, en ocasiones lo que es materia literaria para el autor no lo es para el lector, y llega el correspondiente rechazo. Miguel Paz Cabanas no es uno de esos casos, al contrario, durante algunos años ha desgranado en un blog sus reflexiones acerca de la realidad, de lo que ve, de lo que vivió, de lo que recuerda, y ahora esas páginas virtuales se han visto reunidas en un libro de lectura muy gozosa, porque su autor sabe dosificar experiencias propias con visiones del mundo que le rodea, de ahí la frescura de cada texto, y también la humildad que destilan, algo que sólo es privativo de quien ha vivido siempre con los pies en el suelo y los ojos puestos de cuando en cuando en la memoria.

‘Memorias de un cabrón resentido’. Miguel Paz Cabanas.

Editorial: Los libros de Camparredonda. León, 2011. 218 páginas.

sábado, 9 de julio de 2011

CRÍTICAS LITERARIAS - JM GUELBENZU


De brumosas flaquezas

Para que un detective, o un investigador literario, sea creíble, ha de evitar ser inmune al paso del tiempo y mostrarse humano y hasta vulnerable. Los héroes ácronos pasaron hace mucho a la historia, y aunque el lector los recuerde con un deje de nostalgia en su corazón, por lógica tuvieron que dar un paso a un lado y dejar el campo libre a la lógica argumental. J.M. Guelbenzu, conocedor de los avatares cronológicos, presenta en esta entrega a una juez Mariana de Marco asaltada por alguna que otra flaqueza y zarandeada por las circunstancias, desde la impresión que le provoca una joven víctima cuyas manos han sido cortadas, hasta la reaparición, tras quince años alejados, de su hermano pequeño, el bon vivant Antonio de Marco.

La ciudad de G…, siempre lluviosa y esquiva, se alía con el mal prohibiéndole la salida al sol y alimentando los malos augurios de la juez, extraviada entre sus calles con la única ayuda de su orgullo y de su amiga Julia. El caso se irá complicando hasta mostrar la idiosincrasia hermética de los campesinos norteños, pero también la fascinación de un par de potentados capaces de erguirse sobre el bien y el mal, y de poner en jaque algo más que los principios de la juez.

Hasta tal punto conseguirán entre todos hacer tambalearse su carrera, que Guelbenzu no tendrá más remedio que apartarla del caso, por razones de interés más que evidentes; poderes fácticos, sexualidades sorpresivas, explotaciones milenarias, matrimonios blancos y de conveniencia, chantajes sentimentales y soledades demoledoras irán haciendo acto de presencia en el último tercio de la novela, justo en el momento en el que el lector debe notar que el suelo de las suposiciones desaparece bajo sus pies.

Los incondicionales de la juez disfrutarán con esta entrega, y quienes se acerquen a conocerla por vez primera no podrán evitar, además, desear que haya más elementos como ella al mando de la judicatura española.

‘El hermano pequeño’. J.M. Guelbenzu.

Editorial: Destino. Barcelona, 2011. 389 páginas.

(LA VERDAD, "ABABOL", 9/7/2011)

martes, 5 de julio de 2011

TRAMPANTOJOS


Una pareja de púberes se detiene en la calle, sus mochilas estudiantiles cuelgan laxas derramándose por sus espaldas. Ella le saca una cabeza, un poco de experiencia y bastantes redondeces, pero a él no le importa mirar hacia arriba. Se miran el uno al otro con las manos cogidas y sin dejar de susurrar. De pronto ella mira a uno y otro lado, y cuando se cerciora de que en la acera del mediodía no hay nadie conocido, le planta a él un rápido beso en los labios, beso que se convierte en dos, en tres, pero todos igual de apresurados. Al separar sus bocas inician la despedida, y entonces el motor de su libido vuelve a su ser, se empujan un poco y corretean, aún tienen en el rostro el rótulo de la adolescencia en prácticas.

sábado, 2 de julio de 2011

CRÍTICAS LITERARIAS - RUBÉN CASTILLO

Cuando duele pulsar "enter"

Rubén Castillo muestra su vertiente más camaleónica para abordar arriesgados cambios argumentales.



Dos soledades bañadas por la amargura, un mundo en el que acechan el asilamiento y la incomunicación, unas cuantas noches eternas, un océano de ceros y unos que surcar como barcos ciegos en busca de algún faro salvador, Tristam y Marge, dos personas doloridas que anhelan, en un chat de sexo, paliar el abandono al que han sido sometidas. Y todo con un formato novedoso, deudor de las nuevas tecnologías, vertiginoso como son los diálogos informáticos, pero sin los desmanes ortográficos cometidos por los jóvenes, y manejado con extrema soltura por Rubén Castillo, un autor que vuelve a demostrar, para gozo de los lectores, su inmensa capacidad de adaptación como narrador, su vertiente más camaleónica para adentrarse en arriesgados cambios argumentales a la hora de escribir.


Porque hasta la mitad de la novela, el lector no es más que un simple espectador de las miserias de dos seres huérfanos de afectos, y asiste contemplativo a las primeras aproximaciones, siempre dubitativas, de estas tertulias cibernéticas, contemplando con perplejidad las palabras de un hombre cuya esposa duerme siempre dándole la espalda, y de una mujer mucho más liberada que no parece precisamente novata en las lides de los chats eróticos. Y para que ese marco sea absolutamente realista, el autor no duda en ningún momento en mostrar un lenguaje procaz, de un nivel erótico altísimo, rozando la pornografía lingüística, como corresponde al decoro narrativo.


Pero todo ello salta por los aires cuando Rubén Castillo decide detonar su bomba argumental, ejerciendo entonces como dueño absoluto de la narración, puesto que en ese momento le da una vuelta de campana a la novela, y ya nada vuelve a ser como había sido, al contrario, desde entonces el lector ha de ir siguiendo el paso de los dos personajes, pero siguiendo también las trampas que tanto el narrador como ellos mismos han decidido sembrar. Porque tras el escudo de la pantalla se agazapan cientos de secretos, algunos vivirán eternamente protegidos, pero otros terminarán por desvelarse por mucho que duela pulsar la tecla "enter".


Que Rubén Castillo sabe muy bien qué hacer con los caracteres humanos no es ninguna novedad, lo había demostrado en novelas anteriores, peo ahora riza el rizo de las sombras, de las penumbras que nacen en los armarios de las conciencias, por eso parte de una situación sencilla en apariencia, para ir complicando poco a poco el diálogo, mejor dicho, para ir enriqueciéndolo y demostrándole al mundo la inutilidad de los juicios, la falsedad de los apriorismos, el sinsentido del maniqueísmo. Ojalá más escritores nos hicieran reflexionar con la mitad de la calidad literaria que atesora esta novela.


‘Las hogueras fosfóricas’. Rubén Castillo.

Editorial: Ediciones Baladí. Madrid, 2011. 190 páginas.

(LA VERDAD, "ABABOL", 2/7/2011)

martes, 21 de junio de 2011

CRÍTICAS LITERARIAS - MANUEL MOYANO

Hacía falta que el gran público conociese ya los microrrelatos de Manuel Moyano, porque siempre hace falta que las buenas obras se divulguen, y también para que este género, tan de moda últimamente, sepa cuál es uno de los faros hacia los que debe mirar. Quienes creen que hilvanar una historia en una veintena de líneas es algo sencillo se equivocan de medio a medio, porque una cosa es sacar simples anécdotas de la chistera de las urgencias y otra muy diferente saber cocer historias para gourmets literarios. Manuel Moyano sabe lo que se hace, y sobre todo sabe muy bien cómo hacerlo, porque dejar al lector en cada relato con la sensación redonda de lo bien tramado, de lo bien escrito, no es tarea nada fácil. Sólo quien se preocupa por la buena literatura, quien gusta de leer más allá de lo legible, puede perfilar después argumentos brillantes como los que rebosa este volumen.

‘Teatro de ceniza’. Manuel Moyano.

Menoscuarto Ediciones. Palencia, 2011. 126 páginas.

CRÍTICAS LITERARIAS - JUAN IGNACIO MONTIANO

Una broma de celos en el programa radiofónico de mayor audiencia desencadena un alud en la vida de Fernando Blasco, su presentador, sometido desde entonces a una especie de kafkiano proceso lleno de irreverencias y angustias. Juan Ignacio Montiano parte de una situación que podría ser cotidiana, para ir retorciéndola página a página, con un tono zumbón y satírico, a la par que muy crítico con una sociedad en la que, como reza el título de la novela, parece que vale todo. La intrincada manera de hacer avanzar este disparate narrativo va creciendo cual bola de nieve hasta convertirse en una avalancha final muy sorprendente y con enormes dosis de acidez social y ética.


‘Todo vale’. Juan Ignacio Montiano.

Ven y te lo cuento Ediciones. Barcelona, 2010. 134 páginas.

miércoles, 15 de junio de 2011

CRÍTICAS LITERARIAS - RUBÉN CASTILLO




Elegancia y misterio




A la hora de perfilar una novela con una intriga histórica, hay que tener en cuenta algunas normas, la primera de ellas consiste en hallar un enigma como punto de partida, un poderoso imán que se clave como una daga en la curiosidad del lector. Acto seguido, sería conveniente trazar unos personajes con enjundia para lanzarlos a descifrar dicho enigma; en tercer lugar, se requiere una documentación exhaustiva, apasionada incluso, para moverse en el delicado alambre que separa lo histórico de lo ficticio. Y como colofón, sin el que nada de lo anterior serviría en modo alguno, hay que ser buen escritor, casi tanto como buen lector, porque todos estos requisitos deben cumplirse respetando siempre a los posibles lectores.




Rubén Castillo ha ejecutado la fórmula a rajatabla, y el resultado es una novela hipnótica que cuesta muchísimo trabajo cerrar, y cuyo primer capítulo es ya un cepo literario con el que gana al lector para el resto de sus páginas. Y es que esa reunión del estado mayor de Hitler está narrada como si el autor hubiera sido uno más de su círculo, o como si hubiera estado escondido bajo la mesa. Todo para lanzarnos el enigma, el anzuelo de la obra, el último mensaje que el genocida austriaco escondió en el interior de su globo terráqueo.




Encontrar el sentido de dicho mensaje es el objetivo que se marcan los tres protagonistas de la novela, sobre todo dos, porque el millonario Robert Wilkins, un personaje con un atractivo narrativo brutal, se aparta en cuanto ha encomendado su misión a la pareja de investigadores. Ambos incumplen el tópico detectivesco, como debe ser, porque esta novela no es negra, es mucho más, tiene una intriga de muchos quilates, y una potencia cinematográfica digna de considerar.




La catedrática Katherine Gordon y el ex militar Walter Irving serán los encargados de descifrar a qué o a quién hacía referencia el mensaje del dictador. Ambos se respetan, tienen un pasado con sus correspondientes sombras, y emprenden una investigación que no habría sido creíble sin que el autor se documentara a conciencia, pero tampoco si hubiera variado un ápice el tono de sus conversaciones. El conocimiento de los últimos tiempos del nazismo, así como las biografías de sus figuras más destacadas se convierten en sendos valores añadidos de la novela.




Habría que rogarle al lector que, como en las viejas películas de misterio, no desvele a nadie el final de esta historia, tal vez sea uno de los mejores honores que se le puedan hacer a la obra. Los otros, los honores tangibles, se los debemos a Rubén Castillo, por la manera de dosificar la trama, por la perfección de los diálogos, por la elegancia con la que hace que se trate la pareja protagonista, porque parece un lord inglés acicalando la palabra justa. Quien abra esta novela disfrutará de una lectura extraordinaria, y como muestra, vaya también el magnífico booktrailer que ayuda a presentarla.




http://www.youtube.com/watch?v=vcpCgjU0dzU



‘El globo de Hitler’. Rubén Castillo.


Editorial: Isla del Náufrago. Segovia, 2011. 384 páginas.





martes, 7 de junio de 2011

LA LINTERNA MÁGICA - LA COLMENA





LA COLMENA




Al café de doña Rosa acudían siempre todas las criaturas que perfiló Camilo José Cela y luego recreó en la pantalla Mario Camus, y allí terminaban porque era su refugio, o lo más parecido a un hogar que podían encontrar. Quienes habitamos los institutos pasamos también parte de nuestro tiempo en sus cafeterías, porque acaban convirtiéndose en un lugar en el que repostar, charlar o simplemente cargar las baterías.



Puedo presumir de que mi centro, el IES Mediterráneo de Cartagena, tenía una de las mejores cantinas que he conocido, y digo tenía porque algún meainformes de la Consejería de Educación, Formación y Empleo de la Región de Murcia ha decidido que eso tenía que cambiar. Qué curioso que allí ni se eduque, ni se forme ni se respete el empleo, paradojas de la vida burocrática. Las mentes pensantes, mejor dicho, los diarreicos mentales que se empeñan en cosernos a informes a los profesores pero que luego nos dan la espalda cuando hay algún conflicto con alumnos o padres, esos tipos tan lucidos han logrado rizar el rizo.




No contentos con ningunearnos, hace unos meses se sacaron de la manga un “Procedimiento para la Contratación del Servicio de Cafetería de los Centros Docentes Públicos”, vamos, que quieren ser ellos, que en el mejor de los casos llevan años sin pisar un instituto, quienes decidan quién nos pondrá el café o les servirá bocadillos a los alumnos, todo para darle otra vuelta de tuerca a la poca autonomía de gestión que tienen los centros.



Debió de ser por la cercanía electoral, o porque la crisis también sacude a los amigotes, o porque algún asesor digital o subsecretario voltaico tiene un primo cuyo cuñado es íntimo amigo de la amante del dueño de una empresa de catering, y con este procedimiento pues igual se hace con la concesión de diez o doce cafeterías, qué sé yo. Después de la construcción, los trajes o las influencias, éste era un campo que tenían sin prevaricar, digo, sin explotar. Da igual que las aulas estén masificadas, que el absentismo crezca y crezca, que los alumnos no se involucren con el estudio, que las infraestructuras de los centros sigan huérfanas, eso no importa, lo verdaderamente importante es decidir quién se hace con las cantinas.



Tal vez yo sea un ignorante, pero lo que sí sé es que en mi centro, hace trece años que mantienen nuestra cafetería Luis Ñíguez y Santi Baeza, una pareja de trabajadores indesmayables y grandísimas personas, que conocen a cada alumno, saben lo que tomamos sin pedírselo, y siempre tienen una palabra amable. Lo que sí sé es que sus dos hijos, que estudian en el centro, les echan una mano cada vez que pueden. Lo que sí sé es que trabajan mañana y tarde, y que siempre han colaborado en cualquier actividad del centro. Eso sí lo sé.



Ignoro, en cambio, qué botarate político quiere acabar con un servicio magnífico dándoselo a una aséptica empresa que nunca podrá tratarnos como ellos, y lo que es peor, por qué desde esa Consejería no se tiene el más mínimo reparo en poner de patitas en la calle a una familia, cargándose de un plumazo su única fuente de ingresos. Lo que no sé es cómo no protestamos todos un poco más, o por qué seguimos manteniendo en sus cargos a esta panda de inútiles capaces de ignorar a los trabajadores de los centros de enseñanza, capaces de mangonear en la distancia. Desde luego, doña Rosa era una santa al lado de estos burócratas imbéciles.





sábado, 4 de junio de 2011

CRÍTICAS LITERARIAS - MANUEL MOYA


Claveles y espinas

Gracias a la Revolución de los Claveles, Manuel Moya desgrana la historia de cuatro personas cuyos caminos se vieron entrelazados en el triángulo formado por Lisboa, París y Luanda. La convulsa década de los años setenta colocó a estos cuatro seres en diferentes disyuntivas geográficas, ideológicas y hasta personales, y los años posteriores seguirían sacudiéndolos como a peleles mecidos por un destino tan caprichoso como cruel.

Sophia, una joven de buena familia, ignorante de los tejemanejes políticos y las desigualdades sociales, abrirá los ojos gracias a Fernando, un idealista utópico que combate el sistema dictatorial salazarista. Frente a ellos, o a sus espaldas, Ilidio de Andrade, agente de la policía portuguesa, con un sanguinario pasado a cuestas tras su estancia en Angola al servicio del padre de la propia Sophia. Y al fondo de todo ello, París, la meta de los libertarios europeos, el destino del cuarto personaje, el narrador que cambió un fusil y una trinchera en Angola por el exilio y la supervivencia en la capital francesa.

Esta compleja tela de araña comienza a devanarla Manuel Moya a raíz del suicidio de Sophia, para regalarnos durante quinientas páginas saltos temporales, juegos de la memoria, brutalidades policiales, amores contrariados, abandonos familiares, adopciones de conciencia, ahogos ideológicos, cruces por la España tardofranquista, fidelidades inquebrantables y una venganza que el tiempo, por inclemente que fuera, nunca pudo frenar.

Esta historia sin buenos y malos, con seres más o menos desvalidos, supone una gran panorámica de una de las últimas dictaduras europeas, pero por encima de todo es una historia de búsquedas vitales: Sophia buscó a Fernando, Fernando buscó la justicia, Ilidio de Andrade buscaba primero un hueco social y luego a la familia que lo abandonó, y el narrador, además de buscar a Sophia, anhelaba su propia supervivencia a pesar de las espinas que jalonaban su camino.


‘Las cenizas de abril’. Manuel Moya.

Editorial: Alianza Literaria. Madrid, 2011. 494 páginas.

(LA VERDAD, "ABABOL", 4/6/2011)

CRÍTICAS LITERARIAS - DONNA LEON


Cuando un accidente deriva en crimen, el olfato policial suele ser determinante, y olfato precisamente no le falta al comisario Brunetti. Con lo que no contaba el veneciano creado por Donna Leon es con las asechanzas de un delito ya antiguo, y sobre todo con la férrea voluntad de quien es capaz, ya al final de sus días, de seguir haciendo cualquier cosa por amor, por amor y por el bien de la persona a quien ha entregado su vida. El comisario también acusa la edad aunque no les falla a sus incondicionales.

‘Testamento mortal’. Donna Leon.

Editorial: Seix Barral. Barcelona, 2011. 318 páginas.

(LA VERDAD, "ABABOL", 4/6/2011)

domingo, 29 de mayo de 2011

CRÍTICAS LITERARIAS - BENJAMÍN PRADO


Sombras en la memoria


Han tenido que pasar más de treinta años para que algunos acontecimientos ocurridos durante la Transición empiecen a recibir la luz que se merecen, y eso es lo que se ha propuesto Benjamín Prado con esta novela de tintes periodísticos y documentales: airear las conexiones existentes entre el asesinato de Carrero Blanco, la matanza de Atocha, el 23-F, los GRAPO y la CIA, nada menos; lazos que nos llevan hasta una posible conspiración mundial liderada por los estadounidenses en su afán de plantarle cara al comunismo en cualquier rincón del planeta en el que se manifestara.

Tras esa conspiración corre la periodista Alicia Durán, quien se convertirá en uno de los ejes de la novela, arrastrando tras ella a una juez férrea casada con un hedonista y filósofo marido, a un profesor de literatura algo desencantado, a una arqueóloga colaboradora de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, y a la familia de un impresor republicano que lucha para recuperar sus restos del macro-mausoleo del Valle de los Caídos. De una manera tan sutil como firme, al autor entrelaza los destinos de estos personajes, pero sin dejar de ofrecerle al lector una intriga histórica y múltiples episodios tanto de la Guerra Civil como de la construcción del monumento y de las sombras de los primeros años democráticos.

Novela ideológica y muy bien cosida con datos reales cuya presencia se agradece, puesto que es una manera de combatir ese oscuro pacto de silencio que pareció firmarse en España tras la muerte del dictador. Un pacto que ha seguido vigente por encima del color de los gobiernos, un pacto que no ha permitido que muchas familias hayan podido cerrar de una vez sus heridas y que les lleva a seguir buscando justicia, una búsqueda cuya dureza alterna Benjamín Prado con situaciones curiosas, como las protagonizadas por algunos familiares republicanos ante la muerte de Franco.


‘Operación Gladio’. Benjamín Prado.

Editorial: Alfaguara. Madrid, 2011. 380 páginas.

(ABAOL, "LA VERDAD", 28/5/2011)

jueves, 19 de mayo de 2011

Los miserables - Juan Ramón Barat

No me resisto a difundir aquí este artículo de mi amigo y escritor Juan Ramón Barat, lorquino, por motivos más que sobrados.


LOS MISERABLES

Van vestidos con chalecos y cascos reflectantes y llevan una bolsa con botes de pintura o sprays. Forman grupos de cuatro o cinco individuos. La gente de Lorca los ve recorrer las calles, sorteando escombros, pisoteando cascotes, vadeando cintas y vallas que prohíben el paso.

Lorca, asolada por varios terremotos, parece una ciudad bombardeada y estos hombres del chaleco van catalogando los diversos grados de la catástrofe. Como si marcaran en un estadillo el número de ilesos, heridos, muertos y desaparecidos en una guerra macabra –valga la redundancia-. Lo indican con colores: verde, amarillo y rojo. Los del ejército (Unidad Militar de Emergencia) son unos verdaderos ángeles caídos del cielo, aunque no lleven alas y vistan de negro, porque se están dejando la piel en la tarea, arriesgando su vida al entrar en las casas que pueden venirse abajo de un momento a otro. Cuando se topan con el infierno de lo irremediable, le ponen un matiz fúnebre al asunto del cromatismo: pintan directamente con un círculo negro, que significa más o menos lo que el mismo color sugiere: pozo negro o cataclismo integral o muerte súbita.

Los hombres del chaleco reflectante o los del UME, decíamos, recorren la ciudad con los botes de pintura y marcan una cruz o un círculo en las fachadas o junto a las puertas de los edificios y las casas. La gente los rodea, los sigue, acecha sus movimientos, habla con ellos con el corazón encogido, el alma en vilo, los ojos al borde de las lágrimas, porque del color de la cruz o del círculo depende el nivel de la desgracia. Se puede entrar en la casa sin problemas, aunque haya desperfectos (verde); se recomienda no entrar o entrar con mucho cuidado, pero salir enseguida (amarillo); no se puede entrar porque las estructuras del edificio han sido gravemente dañadas y hay peligro de derrumbe (rojo); se prohíbe el paso, este edificio va a ser demolido en breve (negro).

Lo curioso del caso es que muchísimos de los edificios coloreados de rojo o negro son de reciente construcción. Como suena. Estamos hablando de uno, dos, tres, cuatro o cinco años de antigüedad. Algunos, incluso, aún no han comenzado a ser habitados.


El terremoto de 5,1 grados habido en Lorca a las 18:50 h. el pasado miércoles, día 11 de mayo, ha dejado al descubierto las miserias no sólo de los edificios sino de los arquitectos, ingenieros, constructores, maestros albañiles, contratistas, promotores y otros personajes del mundo del ladrillo, que nos han dado gato por liebre. No sé si el lector me estará entendiendo. En vez de poner 1.000 kilos de hierro para sujetar la estructura estos miserables han empleado 500 kilos. En vez de colocar hormigón o cemento armado, han usado arena tonta. Y así sucesivamente. Pero no contentos con esa estafa, se dedicaban a vender esos pisos treinta veces más caros de lo que a ellos les costaba. Dicho de otro modo, un piso podía costarle al constructor entre 50 ó 70.000 euros aproximadamente. Pues bien, los vendían por 240, 250, 260 ó 270.000 euros, céntimo arriba, céntimo abajo, según cómo y dónde, en las fechas en que fueron puestos a la venta. Es decir, en los años de las vacas gordas, previos a la gran crisis actual. Que el lector saque sus conclusiones.

Estos indeseables que se han dedicado a llenarse el bolsillo robando e inflando el mercado inmobiliario, conchabados con los banqueros y otros alienígenas corruptos de los que hablaremos otro día, son los responsables de la burbuja especulativa y de la bancarrota económica y moral en la que estamos sumidos. Pero no sólo eso. Como digo, el terremoto ha puesto al descubierto las miserias de los edificios de paja que estaban construyendo. Por si el lector no lo sabe, un edificio debe ser capaz de soportar el achuchón de un terremoto de unos 7 grados en la escala Richter. Y estos no han aguantado ni uno de 5,1.

¿Quiénes son estos constructores, promotores, ingenieros o arquitectos? Lorca no es tan grande. Pueden contarse con los dedos de las dos manos. Todo el mundo los conoce. De hecho, algunos cometieron la osadía de colocar una placa con su nombre junto a la puerta del edificio donde ahora los hombres del chaleco reflectante y los del UME han dibujado un círculo rojo o negro.

Estoy convencido de que si el célebre Víctor Hugo, uno de los más grandes escritores de todos los tiempos, saliera de su tumba, no dudaría en utilizar todo este material (de derribo y humano al mismo tiempo) para acometer la segunda parte de su famosa obra Los miserables.

Espero que esto no se quede en agua de borrajas, que es lo que suele suceder siempre en este país. Tal vez no sea una mala idea que los propios afectados, esos hombres y mujeres que han visto desmoronarse brutalmente su casita de papel –perdón por la metáfora-, acudan a los tribunales y presenten las demandas pertinentes para que se depuren responsabilidades civiles y penales. En algún lugar tiene que haber un juez dispuesto a hacer justicia –lamentablemente la frase no es un pleonasmo-. Estos miserables deben ser juzgados, y no sólo por lo sucedido sino también por todo lo que podía haber ocurrido. Porque si el terremoto hubiera dado un arreón un poquito más fuerte, sin necesidad de llegar a la magnitud de los 7 grados, Lorca no sería hoy una triste ciudad en ruinas. Sería un inmenso cementerio en ruinas.

Juan Ramón Barat

Escritor independiente

www.juanramonbarat.com

18 de mayo de 2011